Por Carla A. Brooks

Introducción

En los tres primeros artículos de esta serie sobre conducta se introdujo la idea de que usted es el experto en conducta en la vida de su hijo. Usted sabe más sobre su hijo que cualquier otra persona. Aunque celebra sus nuevas destrezas, probablemente también se preocupa sobre las conductas que surgen durante los años de bebé mayor. Son conductas esperadas porque son incidencias comunes en los niños de 2 o 3 años de edad y podrían ser denominadas como “conductas problemáticas”. Es posible que sean frustrantes, tanto para usted como para su niño que es ciego o tiene alguna deficiencia visual, pero estas conductas pueden cambiar y mejorar con el tiempo. Entender las diferentes etapas de desarrollo de las destrezas, le ayudará a reconocer las posibles causas de la conducta y aprender técnicas para apoyar a su hijo a través de todas las etapas de una forma positiva. Este enfoque intervencionista de la conducta puede denominarse enfoque “evolutivo”, es decir, un enfoque orientado en el desarrollo.

Información adicional sobre la conducta y el desarrollo de destrezas.

A diferencia de estas conductas evolutivas, es posible que observe conductas más intensas y repetitivas que pueden ocurrir a cualquier edad. Estas conductas pueden ser denominadas como “conductas reto”. Son conductas no esperadas, preocupantes y confusas. Utilizar un enfoque evolutivo puede servir de alguna ayuda, pero probablemente no sea suficiente. Es posible que note que necesita una evaluación más detallada y estructurada y un programa de intervención más complejo e individualizado para apoyar a su hijo, enseñarle nuevas destrezas y reducir la incidencia de las conductas.

Información adicional sobre las conductas reto.

En el pasado, los enfoques conductuales se centraban en la eliminación de las conductas no deseadas, generalmente utilizando el castigo como consecuencia de esas conductas y premiando las conductas más adecuadas. El uso de estos enfoques con personas adultas con importante déficit del desarrollo, al igual que en los programas escolares de educación especial, comenzó a ser cuestionado a mediados de 1980. La investigación sobre la planificación centrada en la persona, los ambientes menos restrictivos y las funciones de la conducta dio lugar al estudio de nuevos enfoques.

Conforme se generaban cambios en estos entornos educacionales y de atención al adulto, también se generaban recomendaciones para la crianza y el cuidado de los niños. Se desarrollaron enfoques más positivos y no punitivos. Se determinó que lo que se podría denominar como un enfoque disciplinar “clásico”, reducía la autoestima del niño y solo producía cambios de conducta de corto plazo.

Nuevos teorías y enfoques conductuales

Las teorías conductuales nos ayudan a entender las conductas de nuestros hijos. Pero el beneficio principal de una teoría acertada es el desarrollo de un enfoque de intervención competente. En el pasado, las conductas se manejaban con el objetivo de eliminarlas, generalmente utilizando el castigo y premiando las nuevas conductas. Era más bien un “enfoque disciplinar”. Los enfoques más recientes se centran en técnicas positivas para intervenir, comenzando con un verdadero conocimiento de las razones por las cuales se manifiestan las conductas. El considerar a todas “las conductas como comunicación” se ha convertido en el estándar de estos nuevos enfoques. También se ha prestado una mayor atención a otras razones por las diferencias en conducta. Entre ellos, los factores de riesgo, tales como la condición médica o neurológica del niño, sus deficiencias sensoriales, si las tuviera, y su historial socioemocional y de patrones de apego. También se toman en consideración los elementos ambientales y contextuales (lugares y personas) que pudieran funcionar como elementos “desencadenantes” de la conducta.

A continuación se presentan cuatro de los enfoques o métodos que se utilizan actualmente en el entorno educativo:

  • El Apoyo Positivo de la Conducta (Positive Behavior Support – PBS) es un enfoque que ofrece un proceso para describir la conducta, entender las funciones o los factores que contribuyen a la persistencia de la conducta y desarrollar un plan para ayudar de forma proactiva.
  • La Evaluación Funcional de la Conducta (Functional Behavioral Assessment – FBA) es un método que se utiliza para recopilar tanta información como sea posible sobre la conducta del niño y sobre las razones por las cuales se pudiera estar produciendo.
  • El resultado de una FBA en un Plan de Intervención Conductual (Behavior Intervention Plan – BIP).
  • Actualmente, los sistemas de Intervenciones Conductuales Positivas y Apoyo (Positive Behavior Interventions and Support – PBIS) se utilizan a lo largo del sistema escolar, desde la escuela preescolar hasta la secundaria.

Entre las características clave de un enfoque conductual positivo están:

  • promueve el desarrollo socioemocional
  • apoya la conducta apropiada mediante la enseñanza de nuevas destrezas
  • modifica el entorno para prevenir la conducta
  • y pone en práctica estrategias preventivas antes de que las nuevas conductas ocurran

En la actualidad, la ley federal (IDEA) exige que se utilicen enfoques conductuales positivos. También se puede encontrar información en los sitios Web educativos de su estado, condado y distrito escolar.

Las directrices para la crianza y el cuidado de los niños también se enfocan en una forma más positiva de apoyar las destrezas conductuales en el hogar y en las guarderías. Hay sitios Web, libros y cursos disponibles para aprender más sobre cómo usar este enfoque. El Servicio Público de Divulgación (Public Broadcasting Service, PBS) tiene disponible excelentes artículos que le pueden servir de ayuda.

Como padre de un niño con deficiencia visual, sus objetivos son apoyar a su hijo a lo largo de las difíciles etapas del desarrollo y ayudarle a modificar sus conductas cuando sea necesario. Existe mucha información disponible y conocer los conceptos clave ciertamente ayuda a encontrarlos. Hablar con el equipo de su hijo es un buen punto de inicio.

Disciplina: El cambio de negativo a positivo

Es importante que la familia tenga reglas y expectativas con respecto a la conducta. Todos los padres quieren que sus hijos se porten bien y sean amables y respetuosos. No es poco usual considerar que las consecuencias son necesarias para producir un cambio en la conducta. En algunas familias, la conducta puede ser caracterizada como “buena” o “mala”. Es posible que exista también la creencia de que “el niño es el problema”, en vez de ver que “el niño tiene un problema”. Aun cuando éstas no sean sus creencias, cuando se siente frustrado y todo lo que ha intentado no ha logrado cambiar la conducta de su hijo, es posible que sienta que su hijo está siendo testarudo y desobediente. Cuando se siente así, es posible que reaccione a la conducta, en vez de dar un paso atrás y apoyar a su hijo de forma positiva.

Independientemente de cuál sea su reacción inicial a la conducta “problemática” o “reto”, es importante entender que la disciplina, cuyo enfoque es eliminar estas conductas (y premiar las conductas aceptables), sin explorar sus funciones, usualmente produce un cese temporal de la conducta. La otra opción es enfocarse en la resolución del problema: piense en lo que pudiera estar ocasionando la conducta y en cómo cambiar los elementos que parecen estar ocasionándola en primer lugar.

Los modelos disciplinares clásicos ya no se consideran métodos eficaces para cambiar la conducta de los niños, ya sea que los niños tengan deficiencias visuales o sean completamente videntes. En algunas ocasiones, la disciplina se considera como un enfoque basado en el control – con el adulto al mando. El cambio a un enfoque conductual positivo se considera un método receptivo, respetuoso, individualizado, preventivo y de apoyo para el desarrollo emocional y social del niño y ofrece cambios de conducta de largo plazo. Este enfoque le permite al padre poner la mira en lo que su hijo necesita y no en su necesidad (la del padre) de mantener las cosas bajo control. El seguir este tipo de enfoque le puede ayudar a criar un niño positivo, respetuoso, cálido y compasivo. También le puede ayudar a su hijo a desarrollar nuevas destrezas para lidiar con cualquier desafío que se le presente a consecuencia de sus diferencias en su capacidad de aprendizaje o por su deficiencia visual.

El papel del desarrollo en los enfoques conductuales positivos

Uno de los conceptos fundamentales de los enfoques conductuales positivos es que toda conducta en un intento de comunicar necesidades o deseos. Otro concepto fundamental es que hay formas positivas y de apoyo para responder a una conducta, las cuales ayudan al niño a reducir las conductas menos deseadas mientras que a la vez desarrollan nuevas destrezas apropiadas. El entender las conductas desde una perspectiva evolutiva, es decir, del desarrollo, nos puede ayudar a entender tanto el motivo de la conducta como la forma de ayudar a cambiar la conducta.

La conducta como respuesta a las destrezas en desarrollo: Un enfoque evolutivo

Durante los años de bebé mayor y de edad preescolar, los niños desarrollan nuevas destrezas y habilidades de forma continua y algunas veces con gran rapidez. Estos cambios se producen, aun cuando se hayan identificado retrasos del desarrollo en su hijo. Se producen cambios en las destrezas motoras, del lenguaje, sociales, emocionales y cognitivas (del pensamiento). Por ejemplo:

  • Los bebés mayores están comenzando a entender que son personas diferentes, separadas de sus padres y están tratando diferentes formas de experimentarlo. Quieren ser independientes a medida que aumenta su confianza en sí mismos. Quieren hacer las cosas ellos mismos.
  • Quieren tener algún control sobre sus vidas. Quieren tomar sus propias decisiones y también se les hace difícil esperar a que usted les dé lo que ellos piden.
  • Y algunas veces se sienten confusos por sus propias emociones. Se pueden producir cambios de humor bruscos, de una emoción a otra. Y para los niños de dos y tres años de edad, las emociones simplemente se sienten tremendamente GRANDES.
  • Los bebés mayores también tienen nuevas destrezas que están practicando y usando, y algunas veces no gozan de la suficiente pericia para realizar las tareas sin ayuda. Esto causa que se sientan frustrados y se enojen si usted intenta ayudarlos cuando ellos no quieren ayuda, o que se sientan frustrados si usted les anima a desempeñarse de forma independiente cuando sí quieren ayuda.

El reconocer estos cambios evolutivos le puede ayudar a usted a comprender las conductas frustrantes que se producen durante este período de tiempo. Los cambios en la conducta debido a los cambios evolutivos pueden ocurrir a lo largo de la niñez y continuar a través de la adolescencia; por lo tanto, no solo son los bebés mayores los que experimentan esta frustración. El enfoque orientado a ayudar a su hijo a superar estas experiencias equivale a dejarle saber que usted entiende que estas experiencias son frustrantes y a ayudarle a lidiar con las emociones. En realidad, cuando usted modela y demuestra este enfoque, le está enseñando nuevas destrezas.

Información adicional sobre las conductas “problemáticas”.

La conducta como respuesta a la carencia de destrezas: Un enfoque funcional de la conducta

Como se indicó anteriormente, la investigación actual apoya firmemente el concepto de que toda conducta tiene una función o propósito. Un concepto clave es que al niño se le está haciendo difícil utilizar las formas de comunicación apropiadas para su nivel de desarrollo. Se están utilizando conductas vocales/verbales o físicas en vez de lo que se espera que un niño utilice. El descubrir lo que su niño le está tratando de comunicar con estas conductas puede representar un paso hacia adelante para encontrar claridad y promover los cambios positivos.

Los niños que manifiestan “conductas reto” han aprendido a usar ciertas conductas para obtener lo que necesitan o quieren. El niño aprende que la conducta ha funcionado antes y, por lo tanto, la repite. Pero la conducta es inesperada, no convencional o inapropiada. Es probable que el niño carezca de las destrezas, o que no pueda utilizarlas, cuando se siente ansioso, confundido, estresado o incluso emocionado.

Entre las destrezas que el niño pudiera carecer, o sobre las cuales necesite apoyo, están:

Cómo utilizar la evaluación funcional de la conducta. El contestar las siguientes preguntas les puede ayudar a usted y al equipo de su hijo a recopilar la información necesaria para crear un plan útil para cambiar las conductas reto:

  • ¿Cuáles son las conductas? Observe y describa o catalogue las conductas.
  • ¿Dónde ocurren las conductas? Describa el entorno o ambiente en dónde ocurren las conductas.
  • ¿Quién o quiénes pudieran estar envueltos cuando ocurren las conductas? Nombre las personas que están en el entorno/área antes, durante y después de que ocurren las conductas.
  • ¿Cuándo ocurren las conductas? Identifique las ocasiones en que las conductas tienden a ocurrir.
  • ¿Por qué ocurren las conductas? Elabore una hipótesis sobre las funciones o causas de la conducta.
  • Determine qué pudiera estar ocurriendo antes y después de que ocurre la conducta.
  • Considere las diferentes funciones de la conducta. La mayoría de los investigadores han identificado tres funciones principales de las conductas reto: 1) Para obtener atención u otro resultado deseado (deseos y necesidades); 2) Para escapar o evitar actividades o eventos no deseados; 3) Como respuesta a una experiencia física o sensorial (dolor, malestar o para sentirse bien.
  • ¿Con qué frecuencia ocurren las conductas apropiadas? Haga todas las preguntas anteriores sobre estas conductas.
  • ¿Qué sucede cuando se enseñan conductas de reemplazo, se cambia el entorno/ambiente o se eliminan los elementos desencadenantes?