Por Carla A. Brooks

Introducción

Todos los niños exhiben conductas que hacen que sus padres presten atención. Y algunas conductas hacen que otras personas presten atención también. Cuando los ajenos lo ven a usted en el supermercado, en la iglesia o recogiendo a su hijo en la guardería o en la escuela preescolar, ellos se fijan en las conductas exhibidas. Otros padres, así esperamos, demostrarán comprensión a través de sus expresiones faciales o comentarios “de ayuda”. “Ah, ‘¡está en la edad tremenda de los dos años!'”. Es una descripción antigua, pero reconocible, para afirmar la lucha del bebé mayor (niño entre 1 y 2 años aproximadamente) en su búsqueda por hacerse mayor. Es posible que estas nuevas “conductas problemáticas” cambien a medida que el niño se va desarrollado, pero usualmente continúan hasta los “tres años”. Y es posible que durante los años escolares sea mejor, pero esta edad también cuenta con su propio conjunto de conductas. Lo que conecta a estas conductas es el hecho de que típicamente son el resultado del desarrollo de una nueva destreza.

A medida que su bebé que es ciego o tiene deficiencia visual entra a los años de bebé mayor, usted continúa observando y celebrando el desarrollo de sus nuevas destrezas o habilidades: de un bebé que gatea a uno que se tambalea, da sus primeros pasos, camina y corre; de un bebé que hace gorgoritos y balbucea a uno que pronuncia sus primeras palabras y luego realiza combinaciones de palabras; de ser amamantado a comer sus primeras compotas y luego a comidas sólidas; de sonajeros a juguetes de causa y efecto a juguetes de simulacro; de sonreír y darle palmaditas en la cabeza o la espalda a su hermanita que se hizo daño a decirle que lo siente. Su bebé mayor está creciendo y convirtiéndose en “su propia persona”; está experimentando nuevas emociones y reconociendo esas emociones en otras personas. Y es aquí donde las cosas “se desmoronan”.

Conductas difíciles o “problemáticas” en niños con deficiencias visuales

Si se está preguntando cómo lucen las “conductas problemáticas” de un bebé mayor, simplemente pase un rato en alguna guardería o escuela preescolar. Una generalización certera podría ser que ¡estas conductas son físicas y muy ruidosas! Obviamente, algunos bebés mayores, especialmente aquellos que son totalmente ciegos o que tienen visión mínima, pueden ser más calladitos y se aíslen, o quizás busquen ser acurrucados o confortados. ¿Le resultan familiares las siguientes conductas?

  • Agresión física—agarrarse, golpear, pellizcar, incluso morder
  • Tirar los juguetes u otros objetos
  • Llorar inconsolablemente
  • Chillar y gritar
  • Tirarse en el piso o sobre los muebles
  • Emocionado y activo en un momento, y en el otro triste o enojado
  • Decir que “no” y luego enojarse porque lo que quiso decir realmente era “sí”
  • Negarse a ponerse toda la “ropa” que le es ofrecida porque su ropa preferida está sucia
  • Rechazar alimentos, juguetes, ropa o artículos que le pueden hacerse sentir bien porque son de alguna textura en particular
  • “Desmoronarse” cuando los demás no le entienden

Usted es realmente el “experto en ser madre o padre” en lo que se refiere a la observación y descripción de las conductas de su hijo. Usted desarrolló su pericia desde el momento que comenzó a observar a su hijo desde su nacimiento, para poder “leer” sus conductas y satisfacer sus necesidades. Usted ha visto a su hijo desarrollar nuevas destrezas y habilidades y ha monitoreado su desarrollo y se ha preguntado el porqué de la ausencia de ciertas destrezas esperadas. Usted también ha sido el mejor aliado de su hijo. A medida que surgen las “conductas problemáticas” durante los años de bebé mayor de su hijo, ya sea resistiéndose a jugar en un medio social o exhibiendo una conducta agresiva cuando alguien le toca su dispositivo de movilidad, usted también se convertirá en el “experto en conducta”. Todos parecemos reconocer la conducta típica o esperada de un bebé mayor cuando la vemos. Reconocer una conducta y convivir con esa conducta son dos experiencias completamente diferentes.

La conexión entre las conductas difíciles o “problemáticas” y el desarrollo de nuevas destrezas

Los bebés mayores están comenzando a entender que son personas diferentes, separadas de sus padres y están tratando diversas formas de experimentarlo. Muchos desean ser independientes. Quieren hacerlo todo ellos mismos. Quieren tomar sus propias decisiones y también se les hace difícil esperar a que usted les dé lo que ellos han pedido. Quieren tener algún control sobre sus vidas. Alternativamente, su hijo que es ciego o tiene alguna deficiencia visual significativa quizás prefiera mantenerse pasivo, produciendo que usted se frustre si él o ella se niega a intentar nuevas actividades o a realizar tareas de forma independiente.

¡Y luego tenemos las emociones de los niños de edad preescolar! Las diferentes emociones que sienten confunden a los niños pequeños. Es posible que experimenten cambios de humor bruscos, saltando de una emoción a otra. Y para los niños de dos y tres años, las emociones simplemente se sienten tremendamente GRANDES.

Los bebés mayores también tienen destrezas nuevas que están practicando y usando, y algunas veces no gozan de la suficiente pericia para realizar las tareas sin ayuda. Esto es particularmente cierto en los niños con deficiencias visuales, los cuales no han gozado del beneficio del aprendizaje incidental. Esto ocasiona que se sientan frustrados y enojados si usted intenta ayudarles, o que se frustren si usted insiste en que intenten realizar una tarea de forma independiente. Aprender a enfrentar y manejar los problemas o situaciones difíciles es una ardua tarea. Ser el padre/madre de un bebé mayor es una ardua tarea.

Lo que un niño con una deficiencia visual pudiera estar comunicando mediante su conducta difícil o “problemática”

Algunas veces es fácil determinar lo que su hijo está intentando decirle a través de estas conductas, pero algunas veces no lo es tanto. Incluso cuando su hijo está usando el lenguaje, no siempre hace sentido. A continuación se presentan algunas posibilidades de lo que su hijo que es ciego o tiene alguna deficiencia visual le pudiera estar comunicando con su conducta problemática:

  • Lo quiero hacer yo mismo.
  • No lo quiero hacer yo mismo.
  • No sé cómo hacerlo solo.
  • No sé lo que es.
  • No me gusta como se siente.
  • No sabía lo que venía y me asustó.
  • No me gusta cuando la gente me toca o toca mis pertenencias (especialmente mi dispositivo de movilidad, ¡es una extensión de mi persona!) sin previo aviso.
  • No sé con qué están jugando los otros niños, no entiendo lo que dicen, o no sé si me aceptarán.
  • No entiendo ese concepto porque nunca lo he visto.
  • ¡Eso no hace sentido para mí!
  • Quizás me haga daño. Me recuerda de algo que me hizo daño anteriormente.
  • No había terminado todavía.
  • Estoy totalmente feliz de jugar solo.
  • ¿Me dejas aquí y ya?
  • Realmente no sé lo que quiero o necesito ahora mismo.
  • Pero, yo no quiero compartir mis juguetes.
  • Mis sentimientos están todos confusos.
  • ¡Pero tú simplemente no entiendes!

Como ayudar a su hijo que tiene una deficiencia visual a manejar sus conductas difíciles

Notará que hay muchos recursos a su disposición para guiarle a medida que apoya a su hijo a través de sus años como bebé mayor y de niño de edad preescolar. Es posible que los sitios Web y los libros sugieran enfoques un poco diferentes, pero parecen existir temas recurrentes a lo largo de todos estos recursos, entre ellos:

  • Reconocer las conductas como la forma que tiene su hijo de expresar su necesidad de ser una persona independiente.
  • Comprender que aunque es posible que cierta conducta necesite una consecuencia, utilizar únicamente la disciplina no modifica las conductas.
  • Utilizar las palabras para dejar saber a su hijo que alguna cosa es difícil. Empatizar con él.
  • Modelar el lenguaje que su hijo posiblemente no tenga todavía para decirle lo que él necesita o cómo se siente.
  • Sugerir otras formas positivas para resolver los problemas con sus hermanos o compañeros.
  • Ayude a su hijo a comenzar a pensar sobre cómo otras personas se puedan sentir—a un nivel muy simple. El enseñar empatía, de forma intencional, a los niños que tienen deficiencias visuales es particularmente importante porque ellos no pueden captar muchas de las pistas/señales sociales, tales como expresiones faciales y lenguaje corporal.
  • Recuerde que el hablar demasiado puede resultar abrumador.
  • Pase lo que pase, deje saber a su hijo que lo ama y que él puede confiar y estar seguro de que usted estará siempre ahí para él.
  • Ofrezca opciones, para que su hijo desarrolle un sentido de control.
  • Acepte el hecho de que es posible que su hijo se sienta que la “necesita” en un momento, y en el otro, que le diga que no la necesita.
  • Sea claro en cuanto a las reglas, pero tenga presente que las reglas van a ser quebrantadas.
  • Sepa que tener autocontrol es un reto continuo.

Una pregunta importante de hacerse es si alguna de estas estrategias debe ser modificada debido a la visión limitada de su hijo. Usted siempre ha usado el lenguaje para proporcionar información sobre el medio ambiente de su hijo, para presentar nuevos conceptos relacionados a sus experiencias y para identificar de dónde vienen los sonidos y las voces. Ha utilizado el tacto para confortarla y modelar nuevas destrezas y habilidades. La mejor sugerencia es “hacer lo que usualmente hace” y preguntarles a otros padres lo que ha funcionado para ellos. Es posible que el equipo de apoyo de su hijo haya encontrado formas de ayudarle (a su hijo) a resolver problemas en la guardería o en la escuela preescolar, que a usted todavía quizás no se le han ocurrido. Ser el “experto en conducta” no significa que tenga que hacerlo todo usted solo o sola.

Información adicional sobre enfoques conductuales.

Cuando la conducta difícil se convierte en conducta reto

Algunas veces “la edad tremenda de los dos años” y “la edad problemática de los tres años” parecen durar mucho más tiempo de lo esperado. O quizás, las conductas de su hijo parezcan ser más “intensas” o quizás ocurran con mayor frecuencia de lo que usted ha observado en otros niños, o tal vez la conducta parezca diferente a la conducta exhibida por sus compañeros videntes. Cuando las conductas no solo son frustrantes, sino que además alteran la vida diaria y causan estrés significativo tanto en su hijo como en su familia, entonces es posible que esté observando conductas denominadas “conductas reto”. Estas conductas lucen diferentes y también se sienten diferentes. Las causas de las mismas no se pueden conectar fácilmente a cambios del desarrollo. Las estrategias de apoyo usuales no funcionan y es posible que note que los otros miembros del equipo de su hijo también se preocupen. Es hora de trabajar juntos para obtener ayuda con esta desafiante situación.

Información adicional sobre la conducta reto.