papá y niño preescolar tallan una calabaza

Después de tallar una calabaza en casa, con su papá, este niño preescolar tiene mucho que contarle a sus amigos de la escuela y a otras personas de la comunidad. ¡Realmente entiende el significado de “tallar una calabaza” porque lo ha hecho!


Cuando tu hijo esté en edad preescolar, probablemente use un lenguaje bastante eficaz para expresar sus pensamientos y deseos. En esta etapa del desarrollo de las destrezas de lenguaje, el incremento de su vocabulario es un objetivo primordial. Pero la comunicación implica más que las palabras que tu niño dice y entiende. Como tal vez no pueda observar a la gente que lo rodea, tendrás que ayudarle a desarrollar la comprensión de las formas no verbales usadas para comunicarse y cómo se emplea el lenguaje en la interacción con otras personas.

Acrecentar el vocabulario

Tu niño va a incrementar enormemente su vocabulario durante los años preescolares. Lo más probable es que aprenda y entienda más rápido las palabras que nombran objetos y actividades en las que tenga experiencia de primera mano. Tal vez no use espontáneamente los nombres de cosas que están a cierta distancia, como “montañas” o “luna” porque no tiene conocimiento directo de ellas y puede ser que no haya visto ilustraciones en un libro. Cuando se le pida la descripción de algo que conoce, es posible que se centre en atributos y características distintos de los que mencionaría un chico que ve—lo que es de esperar, ya que no recibe la misma información visual. Por ejemplo, si describe una flor, puede hablar del perfume o del tacto de los pétalos, en lugar de mencionar los colores.

Para ayudar a que tu hijo acreciente su vocabulario, haz que participe en las cosas de la casa, la escuela y la comunidad. Procura siempre ir más allá de darle un nombre a un objeto o actividad; en lugar de eso, hazlo involucrarse tanto como sea posible en una acción y luego habla sobre ella. Cuando tu niño oiga pasar una banda que participa en un desfile, muéstrale cómo sus integrantes mueven los brazos y las piernas y anímalo para que simule marchar. Si fuera posible, llévalo al lugar en que la banda esté esperando y pide permiso para que le dejen tocar los instrumentos y los uniformes.

Procura relacionar experiencias pasadas con las presentes. Si tu hijo está familiarizado con el olor y el sabor del jugo de naranjas, muéstrale una naranja antes de pelarla. Haz que participe en la tarea de quitarle la cáscara y exprimirla para sacar el jugo que él va a beber.

Algunos niños con discapacidad visual pueden tener un amplio vocabulario y usar palabras en el contexto correcto pero es posible que no entiendan realmente de qué están hablando, especialmente cuando se refieren a un concepto abstracto o a algo que no han experimentado en forma directa. (A esto se lo llama a veces “verbalismo.”) Por ejemplo, tu hijo puede hablar con facilidad de las “patas” de la mesa del comedor, pero si nunca se ha agachado para explorarlas, ¡puede suponer que la mesa tiene piernas con pies y usa zapatos, como los suyos! Es importante, por lo tanto, ayudarle a lograr por medio de la experiencia real, la comprensión de las palabras que oye, para estar seguros de que en verdad comprende los conceptos que las respaldan.

Ecolalia

La ecolalia, o repetición de lo que dicen los demás, es una conducta típica de los niños pequeños pero algunos necesitan ayuda para abandonarla. Procura imaginarte por qué tu hijo está usando ese modelo de lenguaje. Por ejemplo, tal vez utilice la ecolalia como una forma de iniciar o continuar una conversación. Trata de ayudarlo a aprender una forma más apropiada desde el punto de vista social para lograr el mismo propósito. Si quiere mantener una conversación, por ejemplo, ayúdale a practicar formas de conservar a alguien en ese intercambio. Quizás podría compartir lo que le gusta hacer en la escuela o hablar acerca de su programa favorito de televisión y preguntarles a los demás cuáles son los que prefieren. Hacer comentarios acerca de las respuestas a lo que alguien dice le va a ayudar a mantener viva la conversación.

Permite a tu hijo que escuche a otros niños o adultos que hablan y responden durante una conversación, de manera que pueda oír cómo suena. No te olvides de elogiar sus esfuerzos cuando responda por propia iniciativa o empiece una conversación, en lugar de repetir algo que acaba de oír. Puedes hablar también con otros miembros del equipo educativo de tu niño para que te aconsejen estrategias específicas para tratar de reducir su dependencia de la ecolalia.

Limitar las preguntas

Algunos niños con discapacidad visual tienden a hacer montones de preguntas en momentos inapropiados. Como los adultos tienen la misma tendencia—por ejemplo, los interrogan sobre su problema visual—pueden aprender a usarlas como una forma de iniciar o mantener una conversación. Aunque esto puede ser una estrategia eficaz como forma de diálogo, a corto plazo, a la larga se vuelve bastante parcial. Ayuda a tu hijo a practicar otras formas de iniciar una conversación, tales como comentar la actividad que otra persona está haciendo (“Estás jugando con los autos”) o hablar de lo que él hace o ha hecho recientemente (“Fui a una tienda con mi papá”).

Presta atención a tus interacciones con tu hijo. Si te das cuenta de que le estás haciendo preguntas en forma continua, piensa en cómo abordar una conversación con él de un modo diferente. Tu niño imitará lo que oye de tu parte y de los otros, de modo que no te permitas quedarte pegada a la modalidad de preguntas todo el tiempo.

Mantenerse en tema

A los niños en edad preescolar les gusta hablar de lo que están pensando. A esta edad, como es de esperar, están muy centrados en sí mismos. Puedes encontrar que para tu hijo representa un desafío mayor que para otros de su edad mantenerse en tema. Proporciónale retroalimentación con respecto a sus conversaciones contigo o con los demás. Si encuentras que tiene problemas en ceñirse a lo que se está diciendo, hazle una indicación, como por ejemplo: “No es hora de hablar de…” Si tiene un tema favorito del que siempre le gusta tratar, estimúlalo a conversar de algo distinto primero, antes de volver a caer en ése.

Puedes aprender mucho al escuchar a los niños de edad preescolar cuando están charlando entre ellos, en el parque o en una fiesta de cumpleaños. Observa como interactúan y mantienen el tema. Puedes usar esa información para guiar a tu niño a fin de que sostenga conversaciones más apropiadas para su edad.

Comportamiento no verbal o lenguaje corporal

Parte de la comunicación se da a través de comportamientos no verbales, tales como expresiones faciales o gestos. Tu hijo tal vez no vea el lenguaje corporal de los demás y no se dé cuenta de que las expresiones de su cara y sus gestos les están transmitiendo mensajes a las otras personas. Cuando observas a alguien que usa tales recursos—sonreír, fruncir el entrecejo, decir adiós con la mano o indicar a alguien que se acerque—comparte lo que estás viendo con tu niño. Cuando él interactúe con alguien, observa su lenguaje corporal para ver si sonríe en el momento adecuado o usa correctamente los ademanes y hazle tus comentarios cuando estén solos. Sin la retroalimentación visual, necesita que le ayudes a interpretar las sutilezas del lenguaje corporal.

Puedes jugar con él para que practique esto de un modo divertido. Quizás pueden simular que son brujas malvadas o amigos de la sirenita feliz. Hazle saber si pone la cara de enojada que corresponde o se sonríe en forma apropiada y si sus gestos están de acuerdo con la situación. Muéstrale cómo usas tus manos o las expresiones de tu cara. A esta edad el juego de representación es una forma magnífica de practicar gestos y el lenguaje corporal, sin que sea un “trabajo” para tu niño.