Joven empuja un carrito en el supermercado; su maestra está cerca de él El hecho de haber fijado una rutina y expectativas con respecto a este joven incrementa su participación durante una visita de la clase al supermercado. La maestra y la asistente tienen un plan definido para manejar cualquier arrebato que pueda tener.

Algunos niños tienen trastornos emocionales o de comportamiento que afectan su capacidad de crear y mantener relaciones, controlar sus sentimientos o su disposición, distinguir lo que está bien de lo que está mal, o abstenerse de una agresión física contra sí mismos o los demás. Aunque todos los niños tienen momentos en los que se vuelven emotivos o se comportan de un modo que no es socialmente aceptable, los que tienen trastornos emocionales o de comportamiento significativos, pueden, con frecuencia, funcionar fuera de lo que se considera como aceptable para un niño de su edad.

Si tu hijo presenta retos emotivos o de conducta además de discapacidad visual, será importante trabajar tanto con los profesionales educativos y médicos o psicológicos para determinar estrategias que puedan beneficiarlo. Entre las que son clave para estos niños, se incluyen:

  • encontrar actividades que lo motiven y refuercen una conducta positiva
  • analizar los sucesos que conducen a arrebatos de conducta
  • determinar consecuencias apropiadas para comportamientos inapropiados

Según la capacidad cognitiva del niño, también puede beneficiarse con una orientación psicopedagógica.

Si estás preocupada por la conducta de tu hijo, es importante que busques ayuda mientras es pequeño, época en la que puede resultarle más fácil aprender y aplicar nuevas estrategias al manejo de su propio comportamiento.