Como padre o madre de un niño que es discapacitado visual y que puede tener también otras discapacidades, tú y tu familia pueden encontrarse con frecuencia con profesionales que son especialistas en diversas áreas, tales como oftalmólogos pediátricos, terapeutas físicas y maestros especiales. De hecho, naturalmente, tú puedes procurar la asistencia y asesoramiento de una variedad de personas para obtener información y los mejores servicios posibles para tu hijo. Aunque este esfuerzo es una parte vital de la crianza de un niño con discapacidad, ¡también es importante para ti valorar que tú misma eres una experta con respecto a tu hijo!

Aunque los especialistas pueden saber muchísimo acerca de una afección que tu hijo tal vez esté experimentando y acerca de las estrategias que pueden apoyar su crecimiento y desarrollo, tú y tu familia son los que pasan sus vidas con la criatura y lo conocen mejor que nadie. En realidad, tu conocimiento del niño es algo que puede enriquecer los debates y reuniones porque es un aporte valiosísimo que los profesionales necesitan y sobre el cual pueden progresar para determinar las formas efectivas de ayudar a tu bebé. El papel crítico y el conocimiento que tienes están oficialmente reconocidos en la legislación federal que gobierna la educación especial en este país, la ley llamada Acta de Educación de Personas con Discapacidad (IDEA). Esta legislación requiere que las escuelas consulten contigo durante toda la vida escolar del niño y te incluyan como parte del equipo educativo central que ha de determinar el programa que tu hijo va a recibir si le corresponden los servicios educativos especiales.