Si tu hijo con discapacidad visual tiene baja visión -es decir, tiene problemas para ver pero la vista le resulta útil para hacer sus actividades cotidianas- los servicios de baja visión pueden ayudarle a aprovecharla al máximo.

Estos servicios incluyen un tipo especial de examen realizado por un profesional de atención oftalmológica con formación en el campo de la baja visión, así como las recomendaciones del especialista y el seguimiento. Los expertos en baja visión son oftalmólogos y optómetras que se especializan en el diagnóstico y tratamiento de las personas con baja visión.

Aunque en general, los oftalmólogos y optómetras tratan las enfermedades del ojo y miden la visión para recetar anteojos o lentes de contacto, las prescripciones de este tipo estándar normalmente no ayudan a ver mejor a las personas con baja visión. En lugar de ello, se usan ciertos dispositivos de baja visión y ciertas técnicas para contribuir a aprovechar al máximo la visión remanente y todo esto puede ayudar a tu niño a usar la vista con más eficacia. Es por eso que resulta importante conseguir que tu profesional principal de atención ocular que haga el diagnóstico y trate la afección visual de tu hijo, te derive a un especialista en baja visión si él mismo no está preparado para atender esta área. Si no, puedes consultar la guía Encuentra servicios.

Si tu hijo tiene un maestro de estudiantes con discapacidad visual, este puede ayudarlos a ti y a él a prepararse antes de la primera visita a una clínica de baja visión donde brindan estos servicios, de modo que calcules los tipos de preguntas que te va a convenir hacerle al profesional. El maestro también puede acompañarte para proporcionar información acerca de la vista de tu hijo y para controlar que tú y el niño entiendan los tests y las recomendaciones del doctor.

Gama de servicios

Los servicios que una clínica de baja visión o un profesional brindan, incluyen los siguientes:

  • Examen clínico de baja visión, que difiere de un test visual típico y usa materiales especiales para evaluar cómo ve la persona que tiene baja visión. Normalmente, se investigan muchas dimensiones de la vista, tales como agudeza visual, campo visual y muchas otras.

  • Prescripción de dispositivos de baja visión, si corresponden y recomendaciones sobre las técnicas de adaptación a usar en las actividades cotidianas.

  • Entrenamiento en el uso de los dispositivos prescritos impartido en la clínica por un teraupeuta diplomado en baja visión o por el maestro de estudiantes con discapacidad visual de tu hijo.

  • Otros entrenamientos relacionados, como el de orientación y movilidad (OyM).

El especialista en baja visión no trata médicamente la afección visual de tu hijo; más bien examina cómo funciona el niño con la vista que tiene. Este examen incluye la historia de su vista y para evaluar su vista de cerca y de lejos se emplean tablas y materiales especiales que no forman parte generalmente de los exámenes usuales de la vista. Después de examinar a tu hijo, el especialista en baja visión te va a explicar qué dispositivos o técnicas pueden contribuir a mejorar su funcionamiento visual. En muchos casos, les va a mostrar dispositivos ópticos o de otro tipo y les va a ayudar a analizar su uso. Entre estos, se incluyen:

  • dispositivos ópticos de baja visión, que usan lentes para mejorar la vista, tales como lupas, telescopios o televisores lupa (ver Dispositivos de baja visión: Panorama general). Estos dispositivos tienen que adecuarse correctamente a la vista de tu hijo, de modo que siempre tienen que ser prescritos por un profesional especializado y no deben comprarse “listos para usar”.

  • dispositivos no ópticos, tales como iluminación de alta intensidad o atriles.

  • técnicas de adaptación, tales como visión excéntrica, mejor posición o el uso de una iluminación mejorada.

Entrenamiento y práctica

Nunca va a ser demasiado el énfasis que se ponga en la importancia del entrenamiento y la práctica supervisados con respecto al uso de cualquier dispositivo óptico de baja visión que se le haya prescrito. La utilización de estos aparatos no es tan fácil como ponerse un nuevo par de anteojos; requiere aprender destrezas especiales y practicarlas durante mucho tiempo. Sin esto, tu hijo puede llegar a la conclusión de que el dispositivo no funciona o que es demasiado difícil o que lo cansa usarlo. Los estudiantes también pueden sentirse tímidos e incómodos si emplean algo que los hace ver diferentes de sus amigos. Si tu hijo ha tenido suficiente práctica y apoyo para ayudarlo a darse cuenta de cómo el uso de un dispositivo le puede dar más independencia en su vida diaria, ¡los beneficios de una mejor visión pueden en última instancia ser un contrapeso de su timidez! Y así, los servicios de baja visión pueden contribuir mucho a su habilidad para funcionar con eficiencia en la escuela y la vida diaria.