Perspectiva de los padres: Qué hice antes del primer cumpleaños de mi hija
- Adopté el consejo: “No abandones a tu hijo en manos de la discapacidad”. Primer paso muy crítico y una exhortación muy sabia. Lamentablemente, no puedo recordar dónde la leí.
- Me reuní con una madre en un desayuno-almuerzo. Ella había criado una hija ciega que estaba estudiando en la Universidad Stanford, en la especialidad de física y estudios religiosos. Fueron noventa impactantes minutos en mi vida, con una profunda huella y con esperanzas.
- A sugerencia de esa mamá, me metí la lista de correos de Seedlings (Plantas de semillero, libro en tinta y en braille) y pedí seis libros para leerle a mi hija. Lo hice aunque pensaba que era demasiado pequeña para eso. Los libros de la colección Tocar y Sentir y Oler, con puntos braille para percibir al tacto con dedos pequeños, fueron muy pronto un enorme éxito. La pequeña disfrutaba evidentemente la experiencia de estar en brazos y leer.
- Asistí a la conferencia estatal de la NFB para afrontar el mundo de la ceguera directamente.
- Me reuní con padres de niños mayores que son ciegos en mi distrito escolar.
- Empecé a buscar tecnología de apoyo que le hiciera más accesible el mundo en el futuro.
- Leí un libro que mi consejero de BBF me trajo: Pequeñas victorias: Conversaciones sobre la prematuridad, discapacidad, pérdida visual y éxito, de Mary Lou Dickerson.
- Busqué a adultos ciegos para reunirme con ellos a almorzar y les pregunté: “¿Qué hicieron realmente bien tus padres cuando estabas creciendo?” y “¿Qué hubieras querido que hicieran de otra manera?” Aprendí muchísimo al plantear estas cuestiones.