Mucho antes de que tu bebé entienda las palabras, se ha estado comunicando contigo. Al principio, cuando lo oías llorar, sabías que tenía hambre, estaba mojado o quería que lo alzaras. Cuando sonreía, entendías que estaba contento. En esos primeros meses, tú interpretabas su conducta; él ni siquiera sabía que se estaba comunicando contigo. Pero entonces, empezó a aprender que cuando lloraba o se reía, tú respondías. Lo levantabas, le cambiabas el pañal, lo alimentabas, le hablabas o te reías y lo acurrucabas. Entender que una conducta puede producir la respuesta de otro es el comienzo de una comunicación voluntaria durante la primera infancia. Así, la forma en que te comunicas con tu bebé y respondas a sus mensajes dirigidos a ti, es la base para su comprensión del mundo y el desarrollo posterior de su lenguaje.

Aprender acerca de la comunicación

Al principio, tu bebé no entiende el lenguaje, pero empieza a comprender algunas cosas básicas que haces para comunicarte. Puede ser que no te vea cuando le tiendes los brazos cuando está en su cuna, pero si siempre tocas la parte superior de sus brazos antes de alzarlo, aprende pronto que este contacto es una señal de que lo van a levantar. Responde a tu comunicación alzando sus brazos hacia ti. Cuando acompañas tu acción en forma sistemática con una palabra o frase -como por ejemplo “arriba”- empieza a aprender que la palabra tiene un significado. La mayoría de los niños pequeños entienden mucho más de lo que les dicen (lo que se conoce como “lenguaje receptivo”) que lo que pueden decir ellos (“lenguaje expresivo”).

Es posible que tu hijo con discapacidad visual responda en forma diferente de la que esperas cuando le hablas o te comunicas de otra manera. En lugar de agitar los brazos y patear con excitación cuando le hablas, por ejemplo, puede quedarse quieto para oírte. Si no te puede ver bien, quizás no encuentre tu mirada ni se dé vuelta hacia ti. Tal vez no sea capaz de mirar un juguete o señalarlo para mostrarte que lo quiere. Pero si prestas atención a su conducta y a las formas en que te responde, vas a poder entender que está tratando de comunicase contigo. Dale un poquito de tiempo extra, también, para que asimile lo que sus sentidos le están diciendo y entonces, te responda.

Antes de que tu bebé pueda aprender a entender el lenguaje y finalmente hable, necesita oír montones de palabras. Es importante hablarle mientras te ocupas de tus rutinas cotidianas. Describe lo que estás haciendo mientras lo cambias, lo vistes y vas calle abajo con él en la mochila portabebés o en el cochecito. Por ejemplo, mientras está sentado en su asientito especial en la cocina, puedes decirle: “Es hora de empezar a preparar tu cena. Voy a sacar la comida del refrigerador y empezaré a hacer la ensalada. Mira, aquí tengo un tomate rojo. ¿Puedes tocarlo? Es rojo y frío y suave.” Muéstrale objetos y dile como se llaman. Haz que toque lo más posible las cosas de las que estás hablando, especialmente las que son importantes para él, como su mamadera, juguetes, prendas de vestir. Sé constante con los nombres que usas, así él empieza a asociar las palabras que oye con los objetos. Léele también y bríndale muchas clases diferentes de experiencias durante estos primeros meses.

Aprender acerca del lenguaje

A medida que tu hijo adquiere más movilidad, estimúlalo para que se desplace para encontrar nuevos objetos y actividades y para que aprenda todo lo que se relacione con ellos. Permítele que ayude a sacar la ropa de la secadora, por ejemplo, a ponerla en una cesta y a arrastrarla fuera para que tú la dobles y ordenes. Cuanto más esté en contacto con distintas clases de objetos, actividades y experiencias a esta edad y cuanto más lenguaje oiga asociado con esas cosas, más va a aumentar su comprensión de las palabras.

Aquí hay algunas otras sugerencias para estimular el desarrollo del lenguaje de tu bebé mientras deja atrás la primera infancia.

  • Respóndele cuando balbucee para alentarlo a usar sonidos. Pueden tener una conversación sin palabras, en la que tú respondas a su parloteo imitando sus sonidos y hagas luego una pausa para darle la oportunidad de responder. Este tipo de interacción le ayuda a aprender que turnarse es parte de la comunicación.

  • Juega a muchas otras cosas con él que incluyan sonidos, canciones y turnarse -por ejemplo a “¿Dónde está el bebé?” (Peek-a-Boo en inglés). (Cubre su cara con un pañal limpio y pregunta “¿Dónde está Jimmy?” Luego, quita el pañal y exclama “¡Aquí está!”). Si no puede verte cuando quitas lo que lo cubre o sus manos de los ojos, sopla suavemente en su cara. Otro favorito, cuando tu bebé comience a aprender las partes del cuerpo, puede ser pedirle que muestre sus ojos, nariz o vientre.

  • Canciones y juegos con las manos, tales como “La arañita” (“Itsy Bitsy Spider”), “Cabeza, hombros, rodillas y dedos del pie” (“Head, shoulders, knees and toes”) o “¿Dónde está el pulgar?” (“Where is Thumbkin?”) son una excelente manera de ayudar a tu bebé a participar en interacciones contigo y con otras personas.

  • Dale oportunidades de comunicarse dejando que exprese sus necesidades en lugar de anticiparlas y satisfacerlas. Trata de interrumpir una actividad favorita de modo que pueda pedir “más”. Por ejemplo, puedes dejar de darle impulso en un columpio hasta que mueva sus piernas o chille. Entonces tú puedes expresar su comunicación con palabras y responderle: “¡Oh, quieres que te hamaque más!” y empezar a impulsarlo otra vez. O también, ofrécele otra cucharada de cereales cuando pienses que está lleno para darle la oportunidad de rechazarla; luego, dile: “Sí, ya has comido suficientes cereales. Estás lleno.”

Las expresiones faciales son otra parte importante de la comunicación. Si tu niño tiene visión, haz que participe en una cantidad de interacciones cara a cara en las cuales has de usar expresiones exageradas. Si no puede ver tu cara, de todos modos, necesita aprender que cuando se establece una conversación con alguien es necesario que mire en dirección a esa persona. Ponlo en tus rodillas y juega con él con actividades de sonido y palabras para que aprenda a mirarte. Comenta sus expresiones faciales, por ejemplo, “Pareces contento.”

Hacia fines del primer año de tu bebé, su balbuceo puede haberse resuelto en unas pocas palabras coherentes, tales como “mamá” o “memé” (“baba” en inglés, por biberón o mamadera). ¡Tu bebé ha comenzado a hablar!