Su hijo comienza la vida sin una comprensión del mundo que le rodea. Los niños videntes aprenden a dar sentido a su mundo mediante la observación de los acontecimientos diarios. Su hijo aprenderá a dar sentido a su mundo mediante la recopilación de información a través de cualquier visión que pueda tener. Aprenderá mediante la interacción con el mundo – explorando físicamente los objetos y procesos. Necesitará de sus palabras para dar sentido a las experiencias y situaciones. Cada vez que él entiende las propiedades de un objeto o comprende una actividad, él ha aprendido un concepto.

Ahora, mientras el niño es muy pequeño, es la edad ideal para enseñarle tantos conceptos como sea posible. Comience con su entorno y rutina inmediatos, y dele oportunidades para sostener y manipular una variedad de objetos reales (la pelota, la cuchara, los zapatos, la botella, la manta, la taza, el libro de braille, el cepillo de dientes, el perro, etc.) en sus entornos naturales. Demuéstrele los propósitos de los diferentes objetos y hable con él acerca de las propiedades de los mismos. (Tenga en cuenta que un perro de peluche tiene características muy diferentes a las de una mascota real – permítale explorar los objetos reales). Es probable que él disfrute de la atención y se beneficiará al escuchar el vocabulario y, con el tiempo, comprenderá los conceptos. Usted puede leer más información sobre la enseñanza de conceptos a través de aprendizaje incidental.

Cada aspecto de la transición al mundo adulto se hace posible con cada concepto entendido. Si con el tiempo su hijo se muda a una residencia de vida asistida o a un dormitorio universitario, él se ajustará a su nuevo entorno porque entiende el concepto de espacios habitables. Ya sea que su hijo decide ser voluntario de forma cotidiana o seguir una carrera profesional (ambos son de gran valor), él trabajará porque entiende los conceptos de trabajo y de interacción social. Los conceptos aprendidos en la primera infancia que lo preparan para la transición de la escuela secundaria a la vida adulta son:

  • Vida independiente: cepillarse los dientes, comer, preparar alimentos (untar, pelar una banana, remover), bañarse, peinarse, vestirse, organizarse (recoger los juguetes), la exposición al dinero, tener una comprensión del tiempo (desayuno en la mañana, siesta en la tarde y los pijamas a la noche)
  • Principios de viajes: caminar, las partes básicas del cuerpo y sus funciones, áexterior vs interior, términos direccionales (arriba, abajo, diferenciar derecha de izquierda), carretera, acera
  • Interacción social: sonreír, apretón de manos, “¡hola!” y otros saludos, emociones, modales (por favor, gracias, perdón), el ida y vuelta en las conversaciones
  • Tecnología: escuchar el lector de pantalla de la computadora o ver un ampliador de pantalla, el uso de la lupa, el contacto con el teléfono y la computadora
  • Habilidades académicas funcionales: libro, historia, contacto continuo con el braille o material impreso
  • Recreativo: juego, juguete, pelota
  • Habilidades de autodeterminación: ayuda, “no”
  • Escuchar: lo que se oye y de dónde se originó el sonido

Con la excepción de introducir a su hijo en el braille y en la tecnología específica para la ceguera, las oportunidades para la enseñanza de estos conceptos se encuentran regularmente de forma natural. Un niño pequeño puede no dominar conceptos de una actividad como cepillarse los dientes. Al aprender acerca de los elementos de una actividad – dientes, cepillo de dientes, pasta de dientes – construye la base para con el tiempo realizar esa actividad con la mayor independencia posible.