Cuándo y cómo hablar con una niña preadolescente acera de su primer ciclo menstrual es una cuestión con la que se enfrentan la mayor parte de los padres o de quienes los atienden. Aunque algunas familias encuentran que éste es un tema difícil de analizar, es importante que te asegures de que tu hija esté preparada para los cambios físicos y emocionales que va a experimentar. Entender lo que le sucede a su cuerpo la va ayudar a sentirse más positiva acerca de eso y a evitar situaciones embarazosas. Puede ser que ya haya hablado de este tema con sus amigas o con una hermana mayor, pero eso no significa que tenga toda la información que necesita.

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Tu hija discapacitada visual y las otras chicas de su edad están empezando a sufrir cambios en el desarrollo físico, pero es menos probable que ella los note y pueden hacerle falta algunas explicaciones más detalladas ya que no puede ver las ilustraciones y diagramas en los libros típicos para adolescentes y preadolescentes. Muchas se sienten tímidas a la hora de pedir detalles, entonces, por todas estas razones, es importante que tú abordes el tema.

Es probable que tengas que empezar por explicarle los cambios que ella y su cuerpo están viviendo, tales como el desarrollo de los pechos y el crecimiento del vello en las axilas y el pubis, que significan que está empezando a crecer y desarrollarse como mujer que en el futuro podrá tener hijos. Puedes explicarle que la menstruación, a la que uno se refiere más comúnmente como el período, es la hemorragia mensual de la vagina que señala el comienzo de su fertilidad, o la capacidad de quedar embarazada. Tu hija necesitará saber tanto los nombres informales como los adecuados de las partes del cuerpo relacionadas con la reproducción, incluidas la vagina, el útero y los ovarios y la finalidad de cada una de ellas en el ciclo mensual. Asegúrate de que entienda la relación entre la menstruación y las posibilidades de quedar embarazada.

Habla con tu hija acerca de lo que debe esperar a medida que su cuerpo se prepara para menstruar todos los meses. Algunas chicas experimentan altibajos, antes o durante la menstruación, y es normal tener retortijones abdominales o sensaciones de incomodidad, tales como una mayor sensibilidad en los pechos, inflamación y dolor de cabeza o de espalda en esos días. También deberías señalar que puede ser que nunca tenga ninguno de esos síntomas, por lo que no tiene que ponerse aprensiva.

Quizás convenga que le muestres todas las cosas que se usan durante la menstruación. Dale una compresa para que la toque, así tiene la noción de forma y textura, mientras le explicas cómo la usará para absorber la sangre. Puedes mostrarle también un tampón y permitirle ver cómo funciona. Va a necesitar una descripción más detallada antes de probar con uno porque su uso no es tan evidente como el de las compresas.

Hay muchos libros que puedes darle a tu hija para que los lea y también tienes la posibilidad pedirle al médico de la familia o a la enfermera que te ayuden a describir el proceso.

Cuándo comenzar

Como lo normal es que las chicas comiencen a menstruar en cualquier momento entre los 9 y los 15 años, sería una buena idea preguntarle al médico o a la enfermera de la familia cuándo pronostican que tu hija empiece a tener el período. Puede necesitar un poco de preparación práctica además de la información que le hayas dado, por eso, unos seis meses o un año antes de lo que preveas con respecto a la iniciación de este proceso, considera los siguiente:

  • Cómprale toda una gama de productos de higiene femenina, de modo que pueda familiarizarse con ellos. Una compresa más estrecha puede ser más cómoda de usar al principio. Anímala a practicar cómo se ponen las compresas, cómo se sacan y a desecharlas en forma adecuada. Incluso puedes sugerirle que tenga algunos períodos de “práctica” y use compresas durante un cierto tiempo—digamos dos días—con cambios regulares, de modo que conozca el proceso antes de tener que hacerlo mientras esté menstruando.
  • Trata de taparte los ojos y hacer las cosas que le estás enseñado a tu hija. Esto puede darte ideas acerca de sugerencias o adaptaciones que le serán útiles a ella.
  • Si no estás segura de que tu hija puede manejar sus necesidades menstruales en forma independiente, habla con su maestra de estudiantes con discapacidad visual, que podrá compartir algunas ideas y recursos contigo. Otra fuente de información es el personal de la escuela especial de tu distrito o escuela para ciegos.
  • Ayúdale también a armar una caja que pueda llevar a la escuela en la mochila con compresas adicionales, una muda interior, una toallita para lavarse y algunas bolsitas opacas para tirar las compresas usadas.
  • Colabora con ella para armar un calendario a fin de llevar la cuenta de su ciclo mensual. Si no puede ver si está manchando, puedes sugerirle que use un protector de panties dos o tres días antes de la fecha en que espera que comience su período.
  • Al principio, puede ser que le convenga cambiarse la compresa a horas previstas—digamos, cada cuatro horas—hasta que sea capaz de juzgar cuándo necesita hacerlo. Esto puede ayudar a reducir las oportunidades de que se manche la ropa y pase la vergüenza correspondiente.
  • A veces no se pueden evitar las manchas, por lo tanto muéstrale a tu hija cómo manejar esta situación si llega a sucederle. Hay disponibles varios productos prácticos para quitar manchas—en barra o en aerosol que puede llevar en su equipo para estas ocasiones. Anímala a que le pregunte a una amiga o a la maestra si no está segura de tener una mancha visible.

Si eres sincera, no te avergüenzas y le ofreces apoyo, puedes hacer que la transición de tu hija de ser una niña a convertirse en una mujer joven, sea una experiencia positiva que cree una relación aun más estrecha entre ustedes dos.