En este momento, posiblemente tu hijo maneje un montón de actividades de cuidado personal en las que antes acostumbraba a depender de ti. Eso es algo típico en la mayoría de los chicos a medida que progresan hacia una mayor independencia y asumen otras responsabilidades, tanto si ven como si tienen problemas con la vista. A causa de la discapacidad visual, tu niño, puede tener necesidades adicionales que ambos deben considerar.

Actividades al aire libre

Aunque la mayoría de los adultos reconoce el peligro potencial de un exceso de sol, no todos los chicos tienen conciencia de eso. Y la necesidad de protección es todavía mayor para los niños con albinismo. Aun en el caso de que tu hijo no sea extremadamente vulnerable a la exposición al sol, va a estar más seguro y su salud va a ser mejor si desarrolla los siguientes hábitos:

  • Ponerse un filtro solar en la cara, brazos, piernas y cualquier otra área del cuerpo descubierta.
  • Usar anteojos de sol y un sombrero con ala que le dé sombra a la cara. Si tu niño tiene baja visión, tal vez pueda ver mejor los detalles visuales porque tendrá menos deslumbramiento.
  • Usar una mochila pequeña y liviana, o una riñonera para tener juntos los objetos que utiliza al aire libre. Si la mochila se coloca en un lugar que esté a mano, cerca de la puerta, es más probable que emplee su contenido en forma regular.

Cambiarse los anteojos habituales por los de sol puede ser una molestia, por lo tanto piensa en comprarle el tipo de gafas de sol que se ajustan con un clip sobre las comunes o lentes que se oscurecen automáticamente según la cantidad de luz a la que están expuestos.

Actividades deportivas

Probablemente, quieras que tu hijo sea activo, pero tal vez te preocupe que reciba un golpe en la cabeza o que una caída pueda empeorar su afección visual. Karen, cuya hija de 8 años, Gail, tiene retinopatía del prematuro (ROP), recuerda:

“Siempre hacía que Gail se quedara sentada conmigo mientras su hermano patinaba con los otros chicos. Casi podía imaginármela allí afuera, recibiendo un empujón y cayéndose. Entonces perdería el pequeño resto de visión que le había quedado en el ojo derecho tras un desprendimiento de retina. Se quedaba sentada allí, enfurruñada, sintiendo que la dejaban fuera y no formaba parte del grupo. Finalmente, me di cuenta de que era más importante para ella estar con los otros chicos que proteger un pequeño resto visual que podía llegar a perder un día aunque no se cayera ni se golpeara la cabeza”.

Compartir la experiencia de Karen contigo no tiene la finalidad de sugerirte que está bien que pongas a tu niño en peligro. El punto es analizar qué puedes hacer para reducir al mínimo los riesgos. Cuando Gail iba a patinar, Karen la hacía usar casco de modo que estuviera más protegida en caso de caerse.

Aquí hay unas pocas precauciones básicas de seguridad en los deportes para los pequeños que son discapacitados visuales:

  • Usar un casco o gafas protectoras, o ambos, para resguardar la cabeza y los ojos.
  • Si tu niño participa en un deporte organizado como softball o gimnasia, visita el campo de juego o el salón para ver si hay riesgos potenciales que amenacen su seguridad. Por ejemplo, si un bateador arroja el bate después de haber golpeado la pelota, controla que tu hijo sepa donde pararse para evitar que le pegue a él.
  • Estimúlalo para que hable con sus compañeros de equipo y con los entrenadores acerca de su discapacidad visual. Tienen que saber qué pueden hacer para ayudarlo a ser un miembro eficaz del equipo. Por ejemplo, en un partido de fútbol, si gritan su nombre cuando la pelota va hacia él pueden ayudarlo a mantenerla en el campo.
  • Consulta con el especialista en atención ocular de tu hijo antes de que participe en un nuevo deporte. Puede haber restricciones o medidas de protección que tú y él tienen que conocer. A veces, es mejor que sea el oftalmólogo el que le explique estas cosas. La mayoría de los niños probablemente está menos dispuesta a discutir con un “experto” que con uno de sus padres.